Es maravilloso ver a los críos transformados en superhéroes, princesas, monstruos, bichos y demás. Hoy en el carnaval infantil de Olot, todos esos mocosos han disfrutado de lo lindo (y los padres también, por supuesto) . Ver sus ojos abiertos hasta el límite, cristalinos como el agua de un manantial, irradiando esa dulzura y ternura que sólo los peques pueden transmitir, es una sensación extraordinaria. Aunque me ha llevado a darle vueltas a un asunto: ¿Serán los disfraces el reflejo de la personalidad de es@s niñ@s? O ¿Simplemente habrá sido de elección paterna? Sea por el motivo que sea, me ha gustado ver a esos pequeños monstruitos invadiendo las calles y llenándolas de color, magia y fantasía.