EL BOTE DE LA FELICIDAD
La búsqueda de la felicidad en nuestro día a día, a menudo se ve enturbiada por múltiples circunstancias; las cargas familiares, las obligaciones diarias, y cómo no, la presión y estrés en el trabajo. Son causas que nos bloquean y llenan nuestras vidas de negatividad llevándonos a un estado de angustia.
En el trabajo es donde compartimos responsabilidades, obligaciones y convivimos con otras personas durante muchas horas. Este hecho, nos guste o no, es sinónimo de desacuerdos, conflictos, mala convivencia e incluso la falta de valoración o reconocimiento por parte de nuestros superiores. Si ya es difícil convivir en harmonía con los seres queridos, aún lo es más con personas que no has elegido.
Existen multitud de técnicas para mejorar nuestra autoestima, ser positivos, y en cierto modo, ser más felices. Sin embargo, es imposible que sueñes con un mundo en el que la gente te respete, no exista la envidia y todo sea maravilloso, pero existe una técnica muy antigua que me gustaría contarte.
Quizá no sea el método más eficaz, ni el más recomendado por los especialistas, pero puede ayudarte a evitar tirarle de los pelos a alguien y además con una sonrisa en la cara. Eso sí, de una forma sencilla y económica.
Lo único que necesitas es un bote cualquiera (vale de cristal, plástico…), papel y bolígrafo.
El bote lo dejas en un lugar visible por todos; si es en casa, lo puedes colocar en un armario, en la mesa del comedor, o incluso decorarlo con tus hijos. Y en el trabajo, un lugar común que todos sepáis.
Se trata de que cada vez que ocurre algo gracioso, emocionante, divertido, romántico, algo que te haga reír a carcajadas o simplemente te parezca simpático, lo anotas en un trozo de papel, lo doblas y lo introduces dentro del bote (se puede indicar la fecha y los implicados en el suceso), y así sucesivamente con cada buen momento vivido.
Cuando llega el fatídico día; alguien está nervioso y deprimido, y a nadie le brota una sonrisa entre los labios, entonces se acude al bote, se saca una papeleta y se comparte con los presentes.
Seguramente, este hecho generará comentarios, risas y nos evocará a ese recuerdo en concreto. Quizá sólo serán unos segundos, pero nos dará energía para proseguir con la tarea del día con un poco más de positividad.
Acumula momentos felices en un bote o en tu mente, siempre estarán allí cuando los necesites.
Energía, positividad y felicidad… ¡Siempre!
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